Fuente: elEconomista

  • Altman negocia con inversores para levantar hasta siete billones, según WSJ
  • Negocia con el presidente del fondo soberano de Emiratos Árabes, entre otros
  • Su ambición deja entrever hasta qué punto considera que puede crecer la IA

Sam Altman está intentando recaudar billones de dólares para evitar la escasez de chips. El fundador y consejero delegado de OpenAI está buscando inversores que puedan proporcionar cantidades ingentes de dinero para construir fábricas de semiconductores y ampliar con creces la actual capacidad productiva. El directivo maneja unas cifras desorbitadas, que superan, incluso, la deuda pública de grandes países. Su obejtivo es ambicioso y refleja su intención de que la inteligencia artificial (IA) pueda crecer sin frenos.

Altman aspira a conseguir una financiación de entre cinco y siete billones de dólares, según una exclusiva de The Wall Street Journal. La cifra equivaldría a entre tres y cuatro veces y media la deuda pública española, unas cuatro veces el Producto Interior Bruto (PIB) nacional o lo equivalente al valor de Apple y Microsoft juntas, las dos compañías más grandes del mundo. El creador de ChatGPT está negociando con Sheikh Tahnoun bin Zayed al Nahyan, el presidente del fondo soberano de Emiratos Árabes Unidos, ADQ, detalla la misma fuente. También está en conversaciones con Masayoshi Son, el consjero delegado de SoftBank o con directivos de la firma de chips TSMC.

Los modelos de inteligencia artificial requieren vastos recursos. Meta, que presentó su modelo de lenguaje LLaMA hace un año, dio algunos de los detalles de lo que supuso entrenar esta herramienta, que cuenta con 65.000 millones de parámetros. Para ello necesitó 2.048 chips A100 de Nvidia y tardó 21 días en entrenar su modelo. ChatGPT es incluso más potente, ya que tiene 175.000 millones de parámetros.

El año pasado, se filtró una conversación de Altman y un grupo de desarrolladores en la que el fundador de OpenAI dijo que había tenido que retrasar los planes de la compañía en el corto plazo, ya que no tenían unidades de procesamiento gráfico suficientes (GPUs). Es decir, chips como los mencionados de Nvidia. Es más, Altman atribuyó las limitaciones de su modelo de lenguaje a esta escasez de chips.

En gran medida, OpenAI se ha servido de la capacidad de computación de Microsoft, que tiene casi la mitad del capital de la compañía, por lo que ambos son también socios muy cercanos. Sin embargo, no es de extrañar que a Altman le preocupe la falta de semiconductores, ya que, según su visión, la escasez es y será ingente si atendemos a la cantidad de inversión que está intentando movilizar. Y su firma depende de esos procesadores para operar, por lo que, si no encuentra o desarrolla alternativas, su futuro estará parcialmente comprometido.

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